¿Y si la vida se iniciara en la vejez y fuera descontando el tiempo hacia atrás?

Ensayo elaborado por Milu Di Martino.

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Si existe una loca fantasía que nos haya despertado un sinfín de pensamientos encontrados y nos haya llevado a meditar acerca del amplio abanico de ventajas y desventajas que acarrea es aquella en la que nuestra vida transcurre al revés. Una vida que comienza cuando somos ancianos y finalizamos como lactantes.

Seguramente nuestro primer pensamiento nos lleve a recordar aquel filme del 2008 basado en un relato de F. Scott Fitzgerald, El curioso caso de Benjamin Button. En él se relata la historia de un hombre que nace con el cuerpo de una persona de ochenta años que, con el transcurso del tiempo, va rejuveneciendo ante el estupor de quienes lo rodean. Su padre biológico, que se aterra por su aspecto, después de la muerte de su madre en el parto, lo abandona en la puerta de un asilo de ancianos. Será criado por una mujer negra.

De este modo cuando surge la hilarante pregunta de si nos gustaría recorrer nuestra vida hacia atrás podemos escuchar una gran diversidad de voces tanto a favor como en contra. ¡Claro que es una ventaja! dirán los defensores, contás con un bagaje de experiencia que te ha dado la vida y que es imposible obtener cuando sos primero un bebé, y que no podés valerte por vos mismo, y luego un niño donde los adultos deciden sobre tu vida y en ocasiones sobre tu futuro.

Recorriendo este camino a la inversa, tenés la posibilidad de evitar esos errores que suelen cometerse por la inmadurez de la juventud.

Los defensores de esta teoría dirán que comenzar la vida siendo un anciano significa que ya tenés de antemano todos los achaques y dolores que tu cuerpo pueda soportar y además la buena noticia es que, con cada día que transcurre, irán desapareciendo. Estarás menos fatigado y con más energía, tus articulaciones no sonarán como fuelles viejos y podrás tirar el bastón a la basura; dejarás de hablar a los gritos y bajarás el volumen del televisor; tomarás menos medicamentos y ni hablar de tu memoria. Si además sos una de aquellas personas que se desvive por su aspecto físico estarás viviendo una verdadera película (¡y no de terror!), donde cada día verás como no solo tu cabello recobra su color, sino que también crece, tu piel se verá cada vez más tersa sin manchas y tus arrugas irán desapareciendo con el paso de los días.

Recorriendo este camino a la inversa, tenés la posibilidad de evitar esos errores que suelen cometerse por la inmadurez de la juventud.

Si esto no es como estar en el paraíso creo que estamos muy cerca de encontrarlo.

Los detractores, ante la misma pregunta, responderán que atravesar la vida al revés es una verdadera locura, que nada mejor que la experiencia ganada con los años y el paso de la vida, sin contar con otro problema que se plantearía y es aquel que, al mismo tiempo que uno iría realizando este viaje hacia la juventud, los hijos irían envejeciendo hasta llegar el momento donde no solo tendrían la misma edad de sus padres sino que, peor aún, terminarían convirtiéndose en ancianos mientras que sus padres parecerán adolescentes. De todas maneras, en un sentido como en el otro, terminaríamos con pañales descartables, sin recordar nada y, nos guste o no, necesitando la ayuda de otros para poder continuar con nuestra vida.

Queda flotando en el aire la imagen de Benjamin Button, un niño de ochenta años que ha sido abandonado en la puerta de un asilo de ancianos. Su raro aspecto da miedo a quienes lo rodean y nadie comprende qué le sucede. Benjamin aprende a caminar ayudado por muletas y siente un gran dolor en los huesos y las articulaciones. Su vida transcurre hacia atrás y ni siquiera lo sabe, pero cada día que pasa todo va mejorando, la gente ya no lo rechaza como antes y se siente feliz.

Pero todo eso deja de tener sentido el día que conoce a Daisy, una bailarina clásica que a diario visita a su abuela en el asilo y de la que se enamora: a medida que ella va envejeciendo él, lentamente, se va convirtiendo en un niño.


¿Y si la vida se iniciara en la vejez y fuera descontando el tiempo hacia atrás?, por Milu Di Martino.