Alberto y el Bar-Billar Alenjo

La mística del Bar-Billar recorre el relato de Alberto, que en esta entrevista cuenta su experiencia de vida al frente de “Alenjo”, un símbolo del barrio de Boedo.

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Entrevistadora: La idea en principio, más allá de que vamos a hablar en general, es que me cuentes un poco la historia del bar o de tu vinculación con el bar; si es negocio familiar.
Alberto: Bueno. Este negocio, yo tengo entendido, no lo puedo asegurar, que existe desde 1920 y algo… 1930. Te digo porque nunca pudimos en realidad saber bien porque en una situación, un día hablando con una persona en San Juan y Boedo, en la esquina, de casualidad sale el tema de los billares y esa persona me transmitió que el tío de la señora –ya un hombre de unos 70 años- era el que había traído los billares a este bar; que esto era un teatro; era el Teatro (según dicen) América; se llamaba Teatro América. Así es como empezó a tratar el tema de los billares y ese hombre, yo siempre quise volver a verlo y ver si me podía hacer relacionar con la familia para ver si tenía algún dato más certero y nunca tuve la suerte de volver a encontrarlo. Nunca tuve la suerte de volver a encontrarlo porque era una persona que también tenía relación con el Club San Lorenzo, antes de la época de Tinelli y cuando estuvo el otro presidente hubo renuncias, que lo cerraron por un tiempo; entonces yo no pude volver a verlo. Y la verdad que me quedé con la espina ¿eh? porque era como la historia que papá nunca la pudo saber y en definitiva, bueno pero tengo entendido que es de más o menos del año ’20 y pico al 30, ya empezó la sala de billares y están los billares; siguen estando. El tema desde que está mi papá, del año ’59 / ’60.

Entrevistadora: OK; ya lo compró como bar digamos; como bar-billar.
Alberto: Ya era bar y billar; él después le hizo unas reformas, le cambió el mostrador para un lado; le puso más la onda española; los jamones colgados, los sándwiches de pavita que bueno, hoy también hay otra casa que es muy conocida por el tema de los sándwiches de pavita pero sándwiches de pavita podría animarme a decir, no quiero meter la pata, por ahí después dicen “Pará, me estás moviendo el piso”, que era algo de papá, de desmenuzar el coso y esto, en esa época, las veredas se llenaban con los sándwiches de pavita. Que después se fueron prendiendo…

Entrevistadora: Y todos son “los primeros que hicieron el sándwich de pavita”.
Alberto: Él fue el que era… No te lo quiero afirmar, no te lo quiero asegurar pero… Hay algo discutible ahí; o sea, hay algo que ninguno lo puede afirmar; eso sí que te lo digo yo; nadie lo puede afirmar. Y te lo puedo afirmar porque el café de la esquina, no voy a dar nombre, vos sabés, no tiene la antigüedad que dice que tiene porque vos sabés; yo era muy chico y no existía; en realidad estaba el Trianón.

Entrevistadora: Claro, que ahora está acá, a mitad de cuadra.
Alberto: El Trianón después se fue. Mirá, dije que no iba a hacer nombres pero a mitad de cuadra donde hicieron acá un edificio nuevo por San Ignacio; después si doblás, fijate el edificio nuevo que linda con este fondo de acá, que nosotros en una época, la idea era hacer la “L”. Era la década del ’80 y pico; en realidad, ya con el correr de los años, el billar se fue cayendo; entonces era muy difícil comprar. Entonces, cuando se fue y quedó libre, después resulta que allá no tenía resultad porque era un pasaje; se vino acá a mitad de cuadra hace unos años y es lo que es y más o menos repuntó; ahí había alguna relación con alguien de Sarsale que era un frigorífico que tenía muy buen jamón, de acá, de Valle y Senillosa; entonces me acuerdo de todos los movimientos de casi todos los cafés de la zona. Inclusive papá, en los años en que él empezó acá, él primero trabajó de mozo en el Homero Manzi, que era El Canadian; después, por Homero Manzi, la gente lo conoce por Homero Manzi que era El Canadian.

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