María en América

Pintura, imaginería y relatos sobre la virgen María en América

Compartir en redes

 

 

A mediados del siglo XVI, el conquistador fue sustituido por el funcionario y el adelantado por el encomenderoAmérica fue la tierra de oportunidades para mineroscomerciantesclérigosartesanos, o aventurerosladrones y mendigos.

Los blancos se instalaron en la cúspide de la escala étnica y aunque en la letra ambos gozaban de los mismos derechos, a la hora de obtener cargos y privilegios, eran siempre beneficiados los nacidos en Europa, creándose un natural recelo que no excluyó a padres e hijos.

La aspiración igualitaria de los criollos pronto cristalizó en una conciencia de grupo, orgullosa de su propia identidad, sostenida por la grandeza y fertilidad del suelo, la agudeza y el ingenio de su gente, los prodigios de sus santos y las milagrosas apariciones de la Virgen.

Esa representación fue percibida como modelo y, tras ella, indiosmestizosnegros y mulatos, buscaron su propia identificación y devinieron en actores de la cultura criollista. Desde Guadalupe hasta Luján, estas manifestaciones dieron cuenta, para la mirada criolla, no sólo del evidente éxito evangelizador entre las clases populares, sino de la elección y preferencia de María por América.

Sala María en América
Sala María en América