El contacto con Oriente
Foto: Archivo MIFB
Las Filipinas fueron integradas como colonia española en 1565, con capital en Manila. La Corona encargó su administración y gobierno al Virreinato de Nueva España y Felipe II ordenó armar una flota para comunicar Acapulco con Manila, que fue conocida como Galeón de Manila o Nao de la China.
Los barcos transportaban desde Oriente sedas, muebles, porcelanas, marfiles, perlas y otros objetos suntuarios, así también como "indios chinos", en calidad de esclavos y criados, además de pasajeros.
En su viaje de regreso, las naves llevaban plomo, plata, vino y otras mercancías para cubrir las necesidades de la población española en Asia.
En Manila se construyó un gran almacén para las mercancías originarias de Persia, India, Indochina, China y Japón, destinadas a Acapulco.
Dicho recinto se llamó Parián, igual término se dio en México a los mercados que vendían productos de Oriente. Estas manufacturas también llegaban al Río de la Plata, gracias a una flota alternativa con base en El Callao. Desde allí, eran transportadas al Alto Perú y luego bajaban por Salta, La Rioja y Córdoba hasta llegar a Buenos Aires.