Huerta en suelo

La huerta del PAS muestra cómo cultivar hortalizas de manera orgánica, con métodos sostenibles usando diversos tipos de bancales y canteros. ¡Te invitamos a conocerla!

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El diseño de la huerta en tierra del PAS está hecho para que genere el menor impacto ambiental durante la producción de hortalizas. El área de huerta tiene alrededor de 400 m² destinados a cultivos orgánicos de temporada y según la época se producen entre 80-130 kg de hortalizas semanales, destinados a comedores comunitarios.

La huerta muestra diferentes diseños de bancales replicables en terrazas, jardines, escuelas y espacios comunitarios en la ciudad. El riego se realiza tanto manualmente con mangueras, como por sistema de riego por goteo, y el agua utilizada puede ser de lluvia o de la red.

El sustrato de los bancales es enriquecido con abono orgánico, cuidando en detalle las texturas, drenajes y las exigencias para cada tipo de cultivo. Las plantas tienen distintos requerimientos nutricionales, algunas toman más cantidad de nutrientes del suelo, como las hortalizas de fruto, mientras que otras los aportan mejorando la fertilidad del suelo como las legumbres. Por eso, en la huerta del PAS, se practica la rotación de cultivos para no agotar los nutrientes del suelo y disminuir el desarrollo de las plagas.

Algunas plantas emiten sustancias químicas y aromas que ayudan a que se genere un control biológico de plagas natural y espontáneo. Por ejemplo, las caléndulas atraen a los pulgones y se cultivan cerca de las hortalizas de hoja.

Las aromáticas, como las lavandas y las salvias, pueden atraer insectos benéficos o repeler y confundir a aquellos que puedan transformarse en plaga, como las lavandas y salvias.

Las hortalizas también se asocian con otras plantas con atractivas flores para otros polinizadores, como mariposas y aves.

En algunos canteros observarás albahacas junto a las tomateras, puerros y capuchinas. Dentro y bordeando toda la huerta, se hicieron canteros con aromáticas y nativas como el malvaviscos, la Pavonia, el Mburucuyá y otras para atraer insectos benéficos. Estas asociaciones ayudan también a mantener la calidad del suelo y la biodiversidad. Además, se construyó un hotel de insectos para darles mayor cobijo y refugio cerca de la huerta.

Siempre se marca un ejemplar de cada hortaliza, que se dejará crecer, florecer y fructificar para luego obtener semillas orgánicas, creando así nuestro propio banco de semillas.

Cultivar alimentos en la ciudad es un hábito que conecta a los habitantes con la naturaleza, mejora su alimentación y regenera los lazos comunitarios, a la vez que promueve una mayor conciencia ambiental.

Si querés aprender a controlar las plagas en tu huerta sin químicos tóxicos, te invitamos a leer nuestros cuadernillos con actividades sobre Control Biológico de Plagas, Nivel Primario y Secundario. ¡Poné a prueba tus conocimientos!

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