Llegó en esto la cadena de los galeotes, y don Quijote, con muy corteses razones, pidió a los que iban en su guarda fuesen servidos de informarle y decirle la causa, o causas, por que llevaban aquella gente de aquella manera. Una de las guardas de a caballo respondió que eran galeotes, gente de su majestad que iba a galeras, y que no había más que decir ni él tenía más que saber.

Nuestro ilustre caballero preguntó a cada uno de los galeotes la
causa de sus respectivas condenas. Las respuestas de estos hombres
nos permiten conocer variados delitos comunes en esa época.

[...] Tras todos estos galeotes venía un hombre de muy buen parecer, de edad de treinta años, sino que al mirar metía él un ojo en el otro un poco. Venía diferentemente atado que los demás, porque traía una cadena al pie, tan grande, que se la liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta, la una en la cadena, y la otra de las que llaman guardaamigo o pie de amigo, de la cual descendían dos hierros que llegaban a la cintura, en los cuales se asían dos esposas, donde llevaba las manos, cerradas con un grueso candado, de manera que, ni con las manos podía llegar a la boca, ni podía bajar la cabeza a llegar a las manos. Preguntó don Quijote que cómo iba aquel hombre con tantas prisiones más que los otros. Respondiole la guarda porque tenía aquel solo más delitos que todos los otros juntos, y que era tan atrevido y tan grande bellaco, que, aunque le llevaban de aquella manera, no iban seguros dél, sino que temían que se les había de huir.
—¿Qué delitos puede tener? –dijo don Quijote–, si no han merecido más pena que echalle a las galeras?
—Va por diez años –replicó la guarda–, que es como muerte cevil. No se quiera saber más sino que este buen hombre es el famoso Ginés de Pasamonte, que por otro nombre llaman Ginesillo de Parapilla.
—Señor comisario –dijo entonces el galeote–, váyase poco a poco y no andemos ahora a deslindar nombres y sobrenombres; Ginés me llamo, y no Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia, y no Parapilla, como voacé dice. [...] Yo soy Ginés de Pasamonte, cuya vida está escrita por estos pulgares.

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