Arte para celebrar / Edición #3
Un Convité para reencontrarnos con los regalos de la vida por Ana Luz Chieffo
Este Convité de arte trae rayos de sol, sombras, sonidos de voces, exclamaciones, sonrisas, cristales que entrechocan, sabores burbujeantes, alguna gota derramada, gestos de unión, alegría y palabras de agradecimiento y esperanza. Pero, ¿qué agradecer y celebrar en este año tan difícil?, sin dudas un año en el que hemos tenido que modificar nuestras vidas, adaptarnos a las restricciones para cuidar nuestra salud y cada cual como pudo, reinventarse para seguir.
El arte una vez más es un camino que nos invita a pensar en nosotros reencontrándonos con el sentido de las cosas, con el sentido de nuestra existencia y conectarnos con otros. Si frente a este Convite de arte, nos damos la oportunidad de detenernos en la imagen y degustar la poesía de Mary Oliver, saliendo por un momento de las preocupaciones y tareas cotidianas, ingresamos un tiempo y a un espacio que expande nuestra sensibilidad y nos vincula con los regalos de la vida, con aquellos que no se pueden comprar con dinero y también con nuestras esperanzas y deseos de futuro.
El arte materializa lo invisible, aquello que también está en nuestro interior y nos impulsa a nombrarlo haciéndolo presente y acompartirlo con otros, aumentando así su potencia transformadora. Vinculándonos con la imagen y la poesía, buceamos en nuestra intimidad rescatando aquello que nos hace bien y lo hacemos público en un intercambio grupal que nos fortalece.
Por vos, oh cielo azul de una mañana de verano que me hace caer por un tobogán de gratitud colina abajo, Mary Oliver
Hoy brindo por...
Una copa en alto, mirándonos a los ojos. Suspendiendo todo juicio, creyendo de verdad que ese golpecito de cristal es un bálsamo lleno de augurios y promesas. Un recreo para esta mente confusa que a veces nos empaña el ánimo. La melodía del encuentro, a veces cálida y amorosa, otras ausente.
Encuentro de dimensiones pasadas, cubiertas, aterciopeladas.
Descubrimos que Ruido y Música conviven, no aturden, sostienen.
El más anciano dio el ejemplo y todos lo imitamos... una celebración de las raíces. De los ancestros que nos precedieron, dejando su amada patria. Fue entonces y es ahora. Un brindis por un “ellos” y por un “nosotros” en esta Argentina que a tantos y a tantas nos dio la bienvenida.
Entonces evocamos el “Hoy brindo “. Y en ese respirar, suspirando, sale:
Lo mejor, todos, a todos, por todos.
Por el simple hoy donde está todo.
Por la vida que tuvimos, la vida de hoy y por los proyectos del mañana.
Por nuestra autonomía aún a paso cansado y caderas lentas.
Por la gente querida y querible, y por aquella que no tanto…
Por la paz del mundo y la paz interior que a veces perdemos por el aislamiento y la incertidumbre. Pero que también nos permitió rescatar, en esta cuarentena, la posibilidad de bucear adentro y descubrir que podemos estar sólo con nosotros y sin soledad. Sin miedos. Aprendiendo a escuchar, a tomarnos tiempo para un rato de relajación. Para expresar, soltar y escribir aquello que sentimos.
La vida nos regalo la vida.
Así la respetamos, con todos los honores.
Copas y copitas alzadas contando relatos. En un brindis en Italia, una fiesta de fin de año. En un barco pirata, en un barco repleto de sueños que nos vio llegar al puerto. Copitas empinadas, un saludo repetido dos o tres veces. Cortos y largos discursos, sentidas palabras guardadas por todo un año que a borbotones salen en un chin-chin, cargado de sueños.
Por la libertad de movimiento, la libertad de reunirnos, alivianando el peso de lo aún no resuelto, por los grupos, por los logros, por la gran familia numerosa de los de sangre, las y los elegidos.
Este texto es una creación colectiva de: Paula, Vicky, Sandra, Mariana, Caro, Myriam, Andrea, Ceci, Amelia, María Elena, Haydee, Angélica, Ana María, Mirta, Carlos, Isa, Rita, Elena, Laura, Sol, Octavio, Marisa, Ana Luz, Lily, Silvia, Delma.
Entonces este Convite nos impulsa a levantar la mirada, mirar con el corazón hacia el cielo y hacia sí mismo, para encontrar aquellos regalos que la vida nos ofrenda y que a veces no percibimos tan claramente, para luego volver a la tierra, pero ya transformados por una realidad más amistosa, con la esperanza que necesitamos para transitar las dificultades de la vida.
Copa en alto, mirando hacia el cielo, hoy brindo.