Arte para el Bienestar / Edición #5

Un Convité para sentirnos vitales y creativos

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La naturaleza a través del arte

El escritor inglés John Berger dice: El arte es el recordatorio más importante de nuestra capacidad para encontrar lo que se ha perdido y devolverlo a donde podamos (casi) tocarlo. El arte puede ser entonces una oportunidad para reencontrarnos con aquellas facetas de la vida que tenemos adormecidas o tienen poca presencia en nuestra cotidianeidad. En una gran ciudad, es lo que nos sucede con la naturaleza, perdemos de vista aquello que tiene para ofrecernos como usina de vida. Es entonces cuando el arte nos puede acercar su belleza, potencia y diversidad.

Las formas y colores de las obras de arte nos permiten percibir y disfrutar las texturas de la vida, adoptando una mirada atenta y minuciosa. Podemos activar nuestros sentidos y escuchar los sonidos de la naturaleza, sentir el aire, oler sus aromas, percibir con los ojos de la piel, hasta vincularnos profundamente con sus procesos vitales de crecimiento, de adaptación al medio (procesos resilientes) y sus cambios estacionales. Poco a poco, la energía vital de la naturaleza se recrea en nuestros cuerpos y en nuestro sentir y podemos captar las similitudes que nos unen a ella, reconociéndonos como seres interconectados con el mundo, que respiran, se alimentan, crean, florecen y se transforman.

“Crear” viene de “hacer crecer” y así como hace la planta, eso que creció internamente en nosotros a través del arte, lo expresamos mediante la palabra y la escritura. Y es entonces cuando “florecen” textos maravillosos porque comunican historias de vida, descubrimientos, paisajes personales, profundidades del ser... Aquí compartimos el texto colectivo que generó este “Convite de arte” para que sumes el tuyo y hagas “crecer” este bosque de palabras.

"En un mundo vertical: Una nación de pájaros, Una muchedumbre de hojas" Pablo Neruda

Convité a la inmensidad

Ser chiquita, ser inmensa. ¿Cambia en algo la sensación de ser parte?

Del mar. Una gotita de agua en su vastedad infinita.

Del desierto. Un grano de arena que junto a millones le dan forma a cada médano.

De Dios. Una chispa de vida un alma que conforma el todo

Me soñé bosque de pinos. Me creí perdida. Me pregunté -¿podré sobrevivir en esta inmensidad? Mundo de pinos, piñas, hojas pinchudas. Entonces miré al cielo y ante la tranquilidad azulada supe que podría sobrevivir.

Me recordé niña, en el campo junto a mi papá. Recolectando ciruelas, manzanos, duraznos, uvas para el vino. ¿Cómo es que ya no estoy ahí? Ser chiquita.

Ser grande. Puedo permanecer en ese recuerdo que sigue siendo presente.

Permanecer en él. El paisaje del que soy parte. Ser y sentir cada cosa. La piedrita, la nube, la montaña completa, la hoja del árbol, el árbol gigante.

Ser parte es una gran responsabilidad, es importante. Ser parte es sabernos necesarias de la completa Creación. ¡Vibremos y vivamos en este estado de asombro!.

Creación colectiva de participantes del Programa Centros de Día: Donata, Dolores, Andrea, Sol, Elena, Isabel, Rita, Mirta, Germana, Ana, Ana María, Haydee.

Percibir la pequeñez o magnitud de nuestra presencia en la naturaleza a través del arte, nos entrama con el mundo. Mirarnos, como si fuéramos una parte pequeña o grande y al mismo tiempo poderosa dentro del universo, mitiga el ensimismamiento, ese sentirse encerrada en sí misma.

Cuando el arte nos alienta a sentir, pensar y crear comunicándonos con otros, es un refugio para el alma, un lugar de serenidad para el espíritu, una oportunidad para reencontrarnos con lo que hemos perdido: con la fuerza de la naturaleza que nos vitaliza y nos impulsa a crear.

¿Qué sonidos se escucharán en ese paisaje?, ¿cómo serán el aire y los aromas?, ¿cómo se sentirá estar en ese lugar?, ¿qué se verá mirando hacia el cielo?,
¿y mirando hacia el suelo? ¿Alguna vez te sentiste pequeña/o en una naturaleza inmensa?

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