Infodemia

Por Laboratorio de ideas y Santiago Mazzuchini

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En nuestro encuentro del Laboratorio de Ideas surgieron más dudas que certezas respecto a las nuevas formas de mantenerse en contacto a través de la tecnología y cuáles son las consecuencias de su uso a mediano y largo plazo. Las preguntas giraron, sobre todo, en torno a la circulación de noticias falsas en las redes sociales, que buscan engañar o convencer a la población por distintos motivos. Para aportar un poco de claridad, invitamos a Santiago Mazzuchini, Magíster en Comunicación y Cultura (UBA-FSOC) e investigador en Comunicación Social.

El modo en que se desenvuelve nuestra vida social implica algún tipo de relación con las tecnologías digitales. Utilizamos las plataformas para informarnos y para interactuar con otros. Estos dispositivos nos han traído muchas soluciones, pero también han abierto nuevos problemas.
Así que en primer lugar, las preguntas que podemos formular sobre las consecuencias de vivir en un mundo de estas características radica en cómo desenvolverse en ese entorno, antes que pensar en cómo evitar las redes porque puedan ser peligrosas

¿Cómo se informan los usuarios en el entorno digital? ¿Cómo afrontar la exposición al caudal de (des)información que de las redes sociales se expande luego a la prensa tradicional?

La pandemia de COVID-19 que actualmente atraviesa el mundo puso en evidencia el problema de la desinformación, producto de la gran circulación de noticias falsas que generan miedo, construyen desconfianza en las políticas sanitarias y, en el peor de los casos, colaboran en la generación de un estado de pánico social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre este fenómeno creciente de las Fake News (noticias falsas) a partir del término “infodemia”. Esta palabra resulta de una analogía entre la circulación excesiva de información y el despliegue de una pandemia. De acuerdo a la OMS la infodemia implica una “sobreabundancia de información —ya sea rigurosa o no—, que se produce durante una epidemia. Puede generar confusión y, en última instancia, desconfianza en los gobiernos y en la respuesta de la salud pública.” (OMS, 2020).

Las noticias falsas son producidas y compartidas directamente por los usuarios y pueden tener un impacto negativo en la salud de la población. Afectan directamente las decisiones que podemos tomar para cuidar nuestra salud y la de nuestros prójimos.

Pero este fenómeno no es una mera consecuencia de la tecnología que distribuye información masivamente; hay motivaciones políticas e ideológicas que lo explican. Vistas a la luz de la pandemia y el crecimiento a nivel global de sectores sociales que se niegan a vacunarse por desestimar la existencia del virus, las noticias falsas son el síntoma de una época marcada por la crisis de la racionalidad y de la ciencia como cosmovisión legítima para producir conocimiento. Un sector político puede organizar a su comunidad para que pongan en circulación falsas noticias sobre sus adversarios o sobre un hecho en particular. Una vez producidas, las noticias comienzan a instalarse como verdad, porque existen ciertas condiciones para que determinados sectores sociales crean en ellas.

Por supuesto, las fake news no son una novedad, las ha habido incluso desde antes de que existieran los medios masivos de comunicación y las plataformas digitales. Siempre ha existido la mentira y la desinformación como herramienta política. Sin embargo, hoy vivimos en un momento histórico singular, donde la noción de verdad —quizá por estas mismas consecuencias tecnológicas— está puesta en crisis. Los hechos objetivos pasan a un segundo plano y quienes nos informamos comenzamos a privilegiar las noticias y relatos circulantes en redes que coinciden con nuestras creencias previas. Por ello, cualquiera puede ser víctima de las noticias falsas, no hay barreras etarias ni culturales para la desinformación.

¿De qué modo combatirlas entonces?

Hay una serie de pasos sencillos que pueden ser de utilidad. Cabe aclarar que no se trata de fenómenos exclusivos de las redes. En el periodismo tradicional existe gran cantidad de circulación de noticias falsas. Como usuarios y espectadores, nosotros podemos:

  • Verificar siempre que la información que se difunde sea de una fuente oficial
  • Evitar leer solo titulares de las noticias
  • No compartir información poco confiable y contrastar si la noticia fue publicada en otros medios
  • Si tenemos certeza de que la información recibida es falsa, denunciar el contenido en la plataforma donde se aloja la información
  • Consultar con portales especializados que detectan noticias falsas. Por ejemplo, el portal Chequeado