La pérdida de confianza en el propio cuerpo en época de pandemia. ¿Cómo recuperarla?

“Por tantos meses sin actividad, mi temor es la pérdida de las posibilidades del cuerpo. El movimiento es muy importante, y su ausencia es un problema actual y genera también una pérdida de confianza en el propio cuerpo. ¿Cómo vamos a recuperarla?”. Testimonio de Rita, de 93 años.

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Este “gran tema” ha sido el eje del trabajo en el taller para adultos mayores “Cuerpo, movimiento y consciencia” impartido para los Centros de Día del Gobierno de la Ciudad, en el marco del Programa de Inclusión Cultural.

Este período de restricciones en la actividad social implicó cambios en nuestra corporalidad. La inquietud acerca de si “seremos capaces de recuperar nuestras capacidades en el momento en que las necesitemos” aumenta la angustia de las personas mayores en este tiempo extraño e incierto.

El foco del trabajo sobre la corporalidad apunta a generar herramientas que colaboren a recuperar la confianza en el propio cuerpo y, antes que nada, a no perderla. El aprendizaje se construye a partir de la cuidadosa percepción de la propia corporalidad en la ejecución de una serie de secuencias de movimiento.

Compartiremos una de ellas, inspirada en clases del Método Feldenkrais, consciencia a través del movimiento, y en material de autores de divulgación como David y Kaethe Zemach-Bersin y Mark Reese.

Quitando tensión a los hombros

Trabaje lento, con suavidad. No pase los límites de lo agradable o cómodo. No haga movimientos que produzcan dolor. Puede IMAGINAR el movimiento, en lugar de hacerlo. Descanse al finalizar cada ítem de la secuencia o cada vez que necesite.

Posición sentada

  • Utilice un asiento firme. No debe ser demasiado mullido, para no “hundirse”. La altura debe permitir que los pies se apoyen cómodamente en el suelo, sin “colgar”. Las rodillas no deben quedar más altas que las caderas.

  • Siéntese cerca del borde. Ubique los pies exactamente bajo las rodillas, separados en un ancho similar al de sus hombros. Trabaje sin zapatos o con calzado muy cómodo, que le permita sentir todo el pie. Apoye las palmas sobre los muslos, brazos relajados.