Voluntariado mayor en los museos de arte

Patricia Mazzoleni es voluntaria de una fundación y una de las impulsoras del Grupo MirArte, una propuesta de visitas guiadas interactivas en museos de arte hechas por y para personas mayores. Por momentos acompañado por instituciones, por momentos autogestivo, este grupo realiza actividades desde 2015. Incluso hoy, en pandemia, continúa ofreciendo espacios de inclusión cultural a través de redes sociales.

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"¿Y ahora qué?". Lo primero que pensé cuando me jubilé fue qué iba a hacer en mi tiempo libre. Enseguida el arte se presentó como una opción posible pues siempre me había interesado el tema. Un día leí en el diario que el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires -MALBA- convocaba a “mayores de 60 años” para participar en un proyecto. Lo primero que pensé fue que se habían equivocado. Debía ser para “menores de 60 años”, pero volví a leer y comprobé que estaba en el rango de edad y me inscribí.

Los prejuicios respecto a la edad nos hacen sentir que ya no estamos “en carrera”. No me molesta que me digan “vieja”, lo que no me gusta es que piensen que no tengo capacidad para animarme a enfrentar nuevos desafíos.

El proyecto del MALBA se llamaba “Palabras compartidas”, iniciativa apoyada por la Fundación Navarro Viola. Se esperaba que los adultos mayores pudiéramos interactuar en forma creativa y comprometernos a desarrollar actividades para los visitantes del museo.

La experiencia fue increíble. Aún sin tener conocimientos específicos sobre arte, adquirimos herramientas para conducir visitas guiadas, dirigidas y diseñadas especialmente para personas mayores. Desarrollamos habilidades para estimular la participación, ayudar a descubrir lo que las obras despiertan en cada uno, poner en acción actividades lúdicas para que la experiencia fuera “amigable”, donde lo académico no perdiera su importancia pero que diera lugar a los sentimientos, las vivencias y las experiencias.

Cuando el proyecto terminó, nos despedimos con ganas de continuar haciendo algo juntos. Como grupo de personas mayores salimos a “golpear puertas” contando lo que sabíamos hacer. Así fue que en la Universidad Maimónides participamos del programa “Adultos mayores, protagonistas en museos” y por su intermedio, el Museo Nacional de Bellas Artes nos abrió sus puertas para hacer visitas guiadas. En el Espacio de Arte de la Fundación OSDE replicamos la experiencia, avanzando con la idea de que las oportunidades hay que buscarlas y que se necesitan organizaciones capaces de dar lugar a las personas mayores para hacer proyectos no sólo “para” sino fundamentalmente “con” ellas.

Una nueva invitación nos tomó por sorpresa. La Fundación Navarro Viola nos reunió porque le llamaba la atención que siguiéramos trabajando aún en forma autogestionada. Nos ofreció entonces disponer de sus instalaciones para reunirnos, sus contactos para vincularnos con museos y recibir capacitación en temas de nuestro interés.

La propuesta era clara: integrar el Voluntariado de la FNV y participar del Proyecto Arte en Acción. Esa tarde me pregunté: “¿Cuántas veces había oído hablar de voluntariado? ¿Qué tipos de voluntariado conocía?”. Muy poca era mi información considerando que, actualmente, es una de las formas más importantes para lograr un envejecimiento saludable y participativo.

Nos convertimos en voluntarios. No sólo hicimos visitas guiadas en muchísimos museos de la ciudad, sino que nos aventuramos a dar charlas y talleres sobre temas de arte en bibliotecas, espacios culturales y centros de día.

El camino nos ha impulsado a seguir aprendiendo para adaptarnos a las circunstancias. Desde hace cuatro años, con tres compañeros más, formamos el Grupo MirArte dando charlas en la Universidad Tecnológica Nacional. Las restricciones del encuentro cara a cara, generadas por la pandemia, no nos detuvieron. Ahora sabemos editar videos, power point y manejar herramientas informáticas para no perder el vínculo con las personas mayores. Todos los meses nos encontramos con ellas pero ahora en formato virtual.

Si este testimonio sirve para que otras personas mayores se animen a encarar nuevos proyectos en forma independiente o acompañados por una institución, para sentirse vitales y aún “en carrera”, mis palabras habrán tenido sentido.

Patricia Mazzoleni