Una colección viva
El destino de una colección no es tan sólo preservarla, sino también investigarla y difundirla y, de este modo, es como permanece viva aún cuando sus lecturas, a lo largo del tiempo y los intérpretes, puedan ser distintas.
El Museo Fernández Blanco nació de la iniciativa privada de Isaac Fernández Blanco (1859-1928), con el objetivo de presentar sus colecciones de arte e historia, abriendo al público su casa de Hipólito Yrigoyen 1418.
En 1922 este patrimonio fue donado a la ciudad de Buenos Aires.

Siguiendo su ejemplo, el arquitecto Martín Noel (1882-1963), en 1936, ofreció sus colecciones de arte hispanoamericano al gobierno de la misma ciudad.

Una década después, ambas donaciones confluyeron en una sede, el Palacio Noel, en Suipacha 1422.

La generosidad y la amplitud de estos legados, junto a posteriores donaciones y adquisiciones, permiten en la actualidad ilustrar y difundir todas las manifestaciones artísticas y culturales de dos capítulos fundamentales de nuestra historia: el mundo colonial, en la sede de Suipacha 1422, y la conformación de la identidad nacional a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, en la casona de Hipólito Yrigoyen 1418.