Isaac Fernández Blanco y la Casa Fernández Blanco
Del primer museo privado de la Argentina a la colección de platería colonial pública más importante de Sudamérica.
Durante sus largas estancias en Europa (1882-1885 y 1895-1901), Isaac Fernández Blanco encauzó su vocación musical y su afán coleccionista con la adquisición de instrumentos de cuerdas notables como violines y violas Guarneri, Landolfi, Guadanini y Mantegazza, entre otros.
A su regreso a Buenos Aires, a comienzos del siglo XX, reabrió y reformó la casa paterna de la calle Victoria 1418 (hoy Hipólito Yrigoyen), transformándola en una suntuosa mansión ecléctica, diseñada por el Arq. Alejandro Christophersen.
A la colección de instrumentos musicales, pronto se sumaron los objetos rescatados del acervo familiar: abanicos, peinetones, documentos, pinturas, mobiliario, etc., con los que decidió reconstruir los inicios de la joven Nación, desde la colonia hasta el período de organización del Estado Nacional. El entusiasmo lo llevó a recorrer el territorio del norte argentino y al envío de intermediarios a Bolivia, conformando así la mejor colección de platería sudamericana del siglo XVIII y argentina del siglo XIX que se conociera hasta el momento.
Desde época temprana abrió su casa en horarios especiales para visitantes interesados, promocionó sus colecciones a través de la prensa escrita y, en septiembre de 1921, decidió crear el primer museo privado de Argentina.
Al año siguiente, tras una venta simbólica de la casa a la comuna de la ciudad, entregó la totalidad de sus colecciones, permaneciendo como director ad honorem y con la condición de que el museo llevase su nombre. Para 1928, año de su muerte, el museo contaba con más de 9.500 piezas.