Escuela N.º 17 D.E. 12 «Casilda Igarzabal de Rodríguez Peña»
Está ubicada en Alejandro Magariños Cervantes 2865, barrio de Villa Santa Rita, en la Comuna 11.
Hacia 1920 había un terreno baldío, tal vez algunos abuelos eran chicos y lo conocieron, aquí donde está la escuela. El propietario era el señor Caldirola, y vivía en la casa vecina, exactamente en un lugar que todos conocemos porque ahora también forma parte de la escuela: el sitio que ocupa el jardín de infantes. El barrio tampoco era lo que vemos ahora. Nazca, la calle más importante, era de tierra con abundantes pastizales. Sólo estaba adoquinada la parte del medio por donde pasaban los tranvías 83 y 84. Alejandro Magariños Cervantes era de tierra. Recién en 1930 se pavimentó, entre las primeras, porque las otras calles permanecieron más tiempo sin pavimento. La calle Argerich, a una cuadra de Nazca, era una zanja que desembocaba en el arroyo Maldonado. Este arroyo, que hoy corre entubado debajo de la avenida Juan B. Justo entonces estaba cruzado por puentes de madera. En Nazca, el puente era de material. La zona presentaba muchos terrenos sin edificar y las casas tenían habitualmente jardín al frente, habitaciones corridas, la cocina y el baño al fondo. Había bastantes ranchos de madera y muchos inquilinatos.
La Sociedad de Fomento Villa Mitre, que se asentaba a la vuelta de la escuela, solicitó a Caldirola que destinara su lote, vecino a su casa, para construir una escuela porque no había ninguna en la zona. Caldirola aceptó y construyó este edificio que continuó siendo propiedad de su familia hasta 1984, cuando fue adquirido por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Así fue que su directora fundadora María Vicenta Tetti realizó la inscripción en agosto de 1924 en la casa del propietario porque la escuela aún no estaba terminada. Por fin el 15 de septiembre del mismo año comenzó a funcionar como Escuela N.° 22 del Distrito Escolar 13 para niñas. Recibía varones solamente hasta 3.° grado (hoy 4.° porque en ese momento la escuela primaria tenía primero inferior y primero superior y llegaba hasta 6.°). Figuraban inscriptos 387 alumnos.
Seis años después, en 1930 se anexó la casa contigua (que hoy es del jardín de infantes, solo que en aquella época no había jardín) y se la utilizó para crear más secciones de grado.
En la década del 60 se le impuso el nombre que lleva actualmente, Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña en homenaje a la dama patricia que fuera la esposa de uno de los grandes hombres de mayo, Nicolás Rodríguez Peña.
Casilda Igarzábal de Rodríguez Peña había nacido en Buenos Aires el 6 de abril de 1774, se casó en 1805. La tradición guarda las palabras con que Casilda Igarzábal exhortó a Cornelio Saavedra, el 18 de mayo de 1810: No hay que vacilar, se dice que dijo cuando acudió a la casa del presidente de la Primera Junta a la cabeza de un grupo de señoras. El comandante del Cuerpo de Patricios, según esta versión, dudaba en ponerse al frente del movimiento contra Cisneros. Ella venía junto con las demás a presionarlo para que se decidiera e invitarlo a concurrir a su quinta (hoy la plaza Rodriguez Peña, avenida Callao al 900) en la que Juan José Castelli, Manuel Belgrano y otros rebeldes estaban conspirando. Saavedra aceptó ir. La estrategia para el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810 se planeó allí. Cuando el nuevo gobierno prepara la expedición libertadora al Alto Perú, en el registro de donantes que la sostienen Casilda Igarzábal figura como las primeras en contribuir. Fue poseedora de una incalculable fortuna, la que donó en gran parte para obras de bien y para la preparación del Ejército de los Andes. Hoy la recordamos en nuestra escuela que lleva su nombre, como una de las Mujeres de Mayo, protagonista del momento histórico en que le tocó vivir, destacándose por su compromiso activo. En una época donde todavía el rol de la mujer estaba relegado a lo doméstico, abrazar una convicción política revolucionaria suponía para una mujer cuestionar los mandatos morales de la sociedad.