Una colección viva
El destino de una colección no es tan sólo preservarla, sino también investigarla y difundirla y, de este modo, es como permanece viva aún cuando sus lecturas, a lo largo del tiempo y los intérpretes, puedan ser distintas.
El Museo Fernández Blanco nació de la iniciativa privada de Isaac Fernández Blanco (1859-1928), con el objetivo de presentar sus colecciones de arte e historia, abriendo al público su casa de Hipólito Yrigoyen 1418.
En 1922 este patrimonio fue donado a la ciudad de Buenos Aires.
En los orígenes de un Museo siempre hay un coleccionista. En el caso del Museo Fernández Blanco, el primero fue, Don Isaac Fernández Blanco. En esta foto del 24 de mayo de 1922, Isaac ofrece a su ciudad natal el fruto de 22 años de entusiasmo, donando en un acto de generosidad y de grandeza, todas sus colecciones privadas con el fin de que el público local y extranjero, pueda “apreciar las modalidades y costumbres de nuestra nacionalidad desde sus comienzos”, tal como consta en el acta de donación. De esta manera confía su sueño personal al Estado, con el fin de convertirlo en patrimonio público, y con el deseo de que el mismo sea apropiadamente resguardado, investigado y difundido. En ese mismo acto queda asentada su voluntad de que la casa, que fuera adquirida por la Ciudad de Buenos Aires en esa misma oportunidad, sea utilizada sin desvirtuar estos fines.
Siguiendo su ejemplo, el arquitecto Martín Noel (1882-1963), en 1936, ofreció sus colecciones de arte hispanoamericano al gobierno de la misma ciudad.
Arquitecto, historiador del arte hispanoamericano, ensayista y político. Nieto del inmigrante vasco Carlos Noel fundador de la Fábrica Noel, Hijo de Benito Noel Lecuona Orrazola y de María Iribar, hermano de Carlos Martin Noel. Se graduó como arquitecto en la École Special d´Architecture en la ciudad de París en 1909 perfeccionándose en la École de Beaux Arts. En 1913 regresó a la Argentina para partir en 1914 de viaje por Perú y Bolivia. Además de arquitecto se desempeñó como escritor, conferencista, funcionario público y político. Junto con otros arquitectos como Ángel Guido y Héctor Greslebin, Noel dio forma al pensamiento neocolonial que logró materializar en diversas obras arquitectónicas que construyó en Argentina y en América.
Una década después, ambas donaciones confluyeron en una sede, el Palacio Noel, en Suipacha 1422.
El Palacio Noel, diseñado por Martín Noel entre 1920 y 1924, es el único exponente en pie del estilo neocolonial en la Ciudad de Buenos Aires. En 1936, los Noel vendieron este palacio a la comuna de Buenos Aires, por un monto simbólico. Junto con él, el arquitecto Martín Noel cedió la mayor parte de su colección de arte hispanoamericano y español, consistente en excelentes ejemplares de pintura cusqueña, muebles españoles y virreinales de estilo frailero, imaginería y cerámica, más todos los elementos arquitectónicos antiguos adosados al palacio como parte de su terminación: puertas de iglesia, retablos y balcones limeños.
La generosidad y la amplitud de estos legados, junto a posteriores donaciones y adquisiciones, permiten en la actualidad ilustrar y difundir todas las manifestaciones artísticas y culturales de dos capítulos fundamentales de nuestra historia: el mundo colonial, en la sede de Suipacha 1422, y la conformación de la identidad nacional a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, en la casona de Hipólito Yrigoyen 1418.