El efecto mariposa

Las conquistas feministas no impactaron sólo en la vivencia de la mujer. Del otro lado también se permitieron masculinidades sensibles, hombres amos de casa y se suavizó el peso al sostén económico masculino, entre muchas otras reivindicaciones. En esta nota mostramos que, cuando una parte conquista derechos, ganamos todos.

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Socialmente las mujeres estamos "habilitadas" a expresar nuestro dolor y padeceres. Esa capacidad de identificar lo que sentimos nos ha posibilitado reconocer causas comunes, unirnos, tender puentes y, si todo marcha bien, modificar nuestra situación a partir de nuevas políticas públicas. Los movimientos feministas, que comenzaron en el siglo XIX en nuestro país, han modificado la vida de millones de mujeres pero también del resto de la sociedad ya que los mandatos afectan tanto a hombres como mujeres.

El sistema patriarcal exige la concordancia entre sexo, género y deseo: una manera de ser mujer, sumisa y femenina; y una ser hombre, viril y dominante. Ambos complementarios, tanto en el amor como en la familia.

Ahora bien, ni lo femenimo es propio de la mujer ni lo masculino del hombre. Los movimientos feministas buscan visibilizar aquellos mandatos enquistados en nuestra educación, esas cuestiones que creemos que hacemos porque queremos y no porque es lo que hay que hacer. Cuando los aceptamos, tenemos la posibilidad de modificarlos y desarrollarnos en una vida más libre y menos reprimida.

"Escuchamos 'lucha como un varón', ¿es que luchar tiene que ejercerse desde la violencia?, ¿no es posible luchar pacíficamente?, ¿el hombre lucha y la mujer cuida?" Claudia Costales, Laboratorio de Ideas.

La interpelación feminista viene a plantear que los varones también son sujetos de género. Es decir, sus formas de ser y estar en el mundo también están atravesadas por mandatos machistas y patriarcales. El varón no nace, se hace.

“A los hombres les cuesta tanto como a las mujeres porque no les quedó un lugar claro”. “Cuando éramos jóvenes no era fácil ser mujer pero tampoco ser macho, no podían llorar. No hay víctimas ni victimarios”. Zulma Rodríguez y Claudia Costales, Laboratorio de Ideas.

Más allá de lo que impone la sociedad, ¿qué nos pasa con ésto? El habilitar el registro particular sobre los deseos y expectativas es una de las cuestiones más liberadoras que estamos atravesando actualmente. Cada vez es más común conocer hombres que eligen criar a sus hijos y dedicarse al hogar tiempo completo, que se permiten una vida sexual diferente a la impuesta por la heteronormatividad, que eligen profesiones que aman aunque no conllevan un gran rédito económico, y la lista sigue.

"Mi hijo se divide las tareas de la casa con su mujer. Eso me emociona y me da esperanzas, me gusta que los jóvenes vienen con otra cabeza”. Isaura Gómez, Laboratorio de ideas.

Los movimientos feministas otorgan lentes para poder reconocer heridas impuestas por mandatos sociales y también para vincularse con el dolor que conllevan, al tiempo que evidencian la importancia de formar redes. Actualmente existen, en todo el país, agrupaciones de varones que luchan por derribar estereotipos masculinos.

“Se depila como una mujer. ¿Es una involución que los hombres también se quieran depilar, quedando pegados ellos también a la valoración social desde la belleza? ¿O habla de que algo del macho de pelo en pecho está cambiando?”. Liliana Yanuzzi, Laboratorio de ideas.

Cabe mirar de dónde venimos y a dónde hemos llegado. Sin duda actualmente vivimos en una sociedad más abierta, compasiva y empática que hasta hace pocos años atrás. Los feminismos son reparadores en términos sociales y comunitarios. Lejos de ser una amenaza, son un factor de ayuda.