Febrero 2017

Columnas de opinión del Procurador General

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El reto de continuar lo emprendido

Iniciado el nuevo año, nos encontramos en nuestro trabajo frente a los mismos o nuevos retos, pero con renovadas expectativas. Quienes pudimos tomar unos días de descanso nos sentimos con más fuerza, la mente más despejada, con un “motor” más potente. Debemos aprovechar esta ocasión para ponernos en camino de procurar alcanzar aquellos buenos propósitos que seguramente nos impusimos apenas casi dos meses atrás en las Fiestas.

Pero el verdadero reto al que nos enfrentamos en este 2017 es continuar las metas emprendidas el año pasado. A veces creemos que lo más difícil es empezar, pero lo que realmente más nos cuesta es perseverar y poner las últimas piedras. Este concepto podemos concretarlo tanto en nuestros propósitos más personales, como también en los objetivos que se definieron a partir del último cambio de gobierno.

Queremos lo mejor para nuestra querida Patria, poder salir de la difícil situación en la que nos encontrábamos en los últimos años. Necesitamos elevar la calidad del funcionamiento de las instituciones, retomar la senda del crecimiento que posibilite mejorar nuestras condiciones de vida y sacar de la pobreza a por lo menos a un tercio de la población. No será fácil el camino, pero confiamos en que pronto y progresivamente aumentarán los destellos de luz que se advierten al final del túnel.

Como ya lo señalamos, hace falta tener fortaleza y una esperanza responsable para seguir transitando juntos este camino de trabajar por una Argentina más grande y justa. No nos puede ganar la ansiedad ni el desánimo. Tengamos fe de que cuando pongamos las últimas piedras estaremos más felices y orgullosos, no sólo por el resultado sino también por mirar atrás y ver todo nuestro esfuerzo.

Para aplicar más a la realidad esta idea, debemos ocuparnos de nuestra tarea más inmediata: nuestro trabajo. Hacer lo que debemos y hacerlo bien. El trabajo nos dignifca como personas, saca lo mejor de nosotros mismos. Trabajar implica no sólo cooperar en la generación de bienes y servicios, sino desarrollar hábitos que nos van haciendo mejores: templanza, prudencia, justicia, fortaleza, orden, laboriosidad, diligencia, honestidad y muchos otros. Necesitamos que estos valores y virtudes personales crezcan en nuestra vida pública, tanto por parte de funcionarios como de los ciudadanos.

Sólo así podremos aportar nuestro grano de arena al trabajo en conjunto que todos los argentinos estamos realizando por sacar adelante nuestro querido país.

Para todos aquellos que acaban de retomar sus actividades, y especialmente como siempre a los integrantes de esta Casa, les deseo el mejor de los ánimos para que sigamos trabajando juntos, con la cordialidad como el sello que marca nuestro modo de relacionarnos, para hacer de la Procuración General de la Ciudad de Buenos Aires el órgano jurídico modelo por su excelencia dentro del ámbito de la abogacía pública.