Marzo 2016
Columnas de opinión del Procurador General
Superarnos cada día
Estimados todos,
Quisiera en estas líneas que nuevamente comparto con ustedes hacerme eco de las palabras del Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, en su reciente discurso de apertura de las sesiones de la Legislatura Porteña: “Estamos ante una oportunidad enorme. Recibimos una Ciudad que está preparada para dar el gran salto y desarrollar todo su potencial. (…) Buenos Aires está cambiando. Hoy, el punto de partida es otro. Muchos problemas que venían de años los fuimos solucionando juntos. (…)Tenemos grandes desafíos por delante para que los vecinos vivamos todos los días un poco mejor. (…) La ciudad que soñamos, tiene un poco de lo que cada uno sueña.”
Siento que dichas afirmaciones bien podría en rigor hacerlas propias para referirme a mi visión sobre la Procuración General en estos primeros meses de permanencia en esta Casa.
Ello porque en primer lugar, como les decía en mi anterior columna, es apreciable que en los últimos años se ha evidenciado una progresiva mejora en el desempeño de la Procuración General. Esta impresión no surge tan sólo de nuestra propia percepción sino también de la opinión que se recoge entre quienes integran la Administración activa y demás actores del quehacer judicial porteño. Pero también porque, tanto en la vida de las personas como de las organizaciones, debemos actuar movidos por la convicción de que siempre podemos dar más, de que la búsqueda de la mejora constante y el afán por superarse son el motor del progreso y el crecimiento. Si tomamos como base las mejoras de los últimos años, podemos y debemos plantearnos ahora objetivos más concretos y ambiciosos.
Podemos intentar superarnos cada día en lo que hacemos. Al finalizar cada jornada, nos ayudará preguntarnos: ¿qué puedo hacer mejor el día de mañana? Cada tarea que realizamos, bien acabada y con espíritu de servicio, por más intranscendente que nos parezca, forma parte de todo un eslabón de piezas que en su conjunto son el valioso aporte que realizamos como institución a la Ciudad de Buenos Aires.
En la planificación del trabajo de este año en la Procuración General hemos determinado una misión que no puede ser otra que la que surge con claridad del Art. 134 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: velar por la legalidad de los actos administrativos de la Ciudad, ejercer la defensa de su patrimonio y de su patrocinio letrado, y representarla en todo proceso en que se controviertan sus derechos o intereses.
Una vez definida la misión, nos interrogamos acerca de la visión: ¿Cómo querríamos que la Procuración General fuera percibida en el futuro?, ¿hacia qué horizonte apuntarán todos los esfuerzos que diariamente desplegamos? Dicho en términos más coloquiales: ¿Cuál es nuestro sueño?
En tal sentido hemos plasmado la idea de que queremos que la Procuración General constituya un órgano de excelencia, que procure aumentar su eficacia y mejorar su eficiencia en el cumplimiento de sus tareas propias, mediante el establecimiento de objetivos concretos y mensurables.
La excelencia no debería ser una aspiración genérica o una meta ideal que suene inalcanzable sino una actitud para trabajar cada día mejor, procurando alcanzar los objetivos propuestos y realizando un esfuerzo diario para brindar un servicio jurídico de calidad. Sobre este punto volveremos más adelante en nuevas reflexiones.
En esta semana dimos inicio al Ciclo Lectivo 2016 de las Carreras de Estado de esta Procuración General, a lo cual se sumarán otras capacitaciones que estarán previstas y ofrecidas tanto para abogados como para el personal técnico y administrativo de esta Casa cuya tarea resulta esencial también para alcanzar las metas propuestas.
Muchas otras iniciativas tenemos ya definidas, algunas de las cuales ya están en curso de ejecución. Con todo esto, plenos de entusiasmo y sin desconocer las dificultades existentes, nos adentramos a navegar en las aguas que nos lleven a la excelencia, esto es, a que la Procuración General destaque por la calidad en el cumplimiento de sus tareas y se constituya dentro de la Abogacía Pública en el ámbito del que todo abogado desea ser parte.