Noviembre 2016
Columnas de opinión del Procurador General
Dos grandes eventos
Retomando el contacto habitual por este medio con todos ustedes, quisiera poder reflexionar en esta oportunidad sobre el valor de dos eventos que han tenido lugar en la Procuración General de la Ciudad en el último mes de octubre. Uno de ellos es la continuidad de una actividad iniciada desde la anterior gestión y el otro una iniciativa que hemos llevado a cabo por primera vez. Desde hace cuatro años venimos realizando el Congreso Internacional de Abogacía Pública, Local y Federal. Este año superamos la cantidad de asistentes de años anteriores, con gran calidad y prestigio en el nivel de los expositores. Además, tuvimos un broche de oro en el cierre con la intervención del Dr. Horacio Rosatti, recientemente designado Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina.
No sólo tuvimos una alta cantidad de participantes, sino que la procedencia de los mismos fue bien diversa. Se aprecia entonces que existe en todas las provincias y ciudades del país un alto compromiso por parte de los abogados del sector público de formarse y actualizarse permanentemente para hacer mejor su tarea. La Procuración General de la Ciudad lleva adelante esta iniciativa en cumplimiento de sus objetivos ministeriales, como lo son la capacitación de sus integrantes y jerarquizar el rol de esta Casa como una institución que procura trabajar bajo estándares de excelencia y pretende ser un modelo de organización en el ámbito de la abogacía pública.
Destaco también que en esta ocasión el Congreso lo hemos organizado en conjunto con la Asesoría General del Gobierno de la provincia de Buenos Aires y el año que viene queremos también poder sumar a la Procuración del Tesoro de la Nación. Aspiramos a trabajar conjuntamente, en equipo. Las problemáticas e inquietudes de los abogados del sector público son comunes y es nuestro interés aunar esfuerzos.
El otro evento, no menos importante, que hicimos por primera vez –al menos desde hace mucho tiempo– fue la entrega de medallas conmemorativas a los ex integrantes (jubilados y retirados) de la Casa.
Hay muchas cosas para destacar de este acontecimiento. Para empezar, entregamos más de cien medallas a quienes dejaron de trabajar con nosotros en los últimos diez años. Fue un momento muy emotivo, tanto para los homenajeados y sus familiares, como también para muchos de sus compañeros de trabajo que siguen todavía en funciones. Como muchos de los propios agasajados lo reconocieron, fue “una caricia en el alma” para tantos que dedicaron buena parte, o casi toda, su vida profesional en la Procuración General dejando en muchos casos su huella. Se recordó también, en un clima muy cálido y familiar, a quienes pasaron por aquí y ya no están entre nosotros en esta vida. Todo esto terminó de demostrarme lo que ya había percibido al poco tiempo de haber asumido mi función al frente de la Casa: el claro sentido de pertenencia que tienen todos sus integrantes; el orgullo por desempeñarse en la Procuración General de la Ciudad; y el compromiso de hacer de este órgano un ámbito de gran calidad profesional.
Todo esto que palpamos y vivimos en dicho acto es el mejor espejo en el cual los que estamos hoy en la Procuración podemos mirarnos para alimentar el deseo de esforzarnos cada día más, y superarnos a nosotros mismos en el ejercicio de nuestras tareas para prestar un mejor servicio a la Ciudad de Buenos Aires y sus vecinos.
Tratar de mejorar todas las cosas buenas que ya existían e impulsar nuevas iniciativas que sean valiosas, son las dos obligaciones genéricas que deben asumirse para seguir aportando al crecimiento de este Órgano de la Constitución en el cumplimiento de sus trascendentes misiones.
Los saludo cordialmente con el deseo que afrontemos esta parte final de año con el mejor ánimo y entusiasmo en nuestras tareas.